El cambio climático hace al amianto más peligroso

El cambio climático es un hecho constatado y además hace al amianto más peligroso. Cada año sufrimos sus consecuencias en forma de anomalías en las temperaturas, tormentas, riadas y otros fenómenos adversos que nos afectan de más formas de las que imaginamos.

 

Cada año que pasa sufrimos las consecuencias del cambio climático que estamos sufriendo. Además del calentamiento global, con mayor frecuencia padecemos en nuestro país fenómenos meteorológicos adversos a los que no estamos acostumbrados.

En efecto, cada vez más nos vemos afectados por ciclones o por huracanes, aunque la mayoría de ellos nos alcancen en forma de tormentas tropicales. Así pasó por ejemplo con la cola del huracán Ofelia en 2017, Leslie en 2018 o Pablo en 2019.

En este último caso, hay que destacar que fue el huracán registrado más al norte en el Atlántico al alcanzar categoría 1 a la altura de Galicia, a 700 kilómetros de su costa. Y la presencia de pequeños tornados que se forman en el mar y alcanzar tierra firme causando grandes destrozos, como sucedió en Menorca en 2018 ya no es anecdótica.

Además de los daños personales, los incendios y la pérdida de cultivos y otros destrozos, este tipo de fenómenos se caracterizan por violentas rachas de viento que destrozan elementos constructivos. De hecho, es habitual que se publiquen vídeos de cubiertas arrancadas por el viento cuando sucede alguno.

Nuestro equipo desmontando una cubierta de uralita

Y es esta la terrible conexión entre el cambio climático y el amianto. Como ya hemos dicho en muchas ocasiones, el amianto pese a estar prohibido sigue presente. Sobre todo en las edificaciones ya que se usó ampliamente en materiales de construcción. La legislación prohíbe utilizarlo pero los productos de amianto que ya estaban instalados siguen estando permitidos hasta su eliminación o el fin de su vida útil.

De hecho, el mensaje habitual es que “si el MCA está en buen estado y dentro de su vida útil, mientras no se manipule no representa ningún peligro”. Pero tengamos en cuenta, que incluso aunque el MCA esté en perfecto estado de conservación, la acción de los vientos huracanados, los tornados y las grandes tormentas las afectan. Especialmente sufren elementos como cubiertas, bajantes y otros elementos que están a la intemperie.

Muchas naves industriales tienen la cubierta de fibrocemento

Cada vez que uno de estos elementos es afectado, independientemente de los daños que pueda causar por impacto, se liberan miles de fibras de amianto que flotan en el aire contaminando el entorno. Por eso, el cambio climático hace más peligroso al amianto, ya que acelera el final de su vida útil y además provoca roturas y desprendimientos que liberan su potencial dañino.

Cuando una tormenta o el viento “se lleva por delante” una cubierta de fibrocemento o Uralita u otro elemento, se están esparciendo fibras al aire que respiramos, se está contaminando nuestro entorno y creando riesgos para la salud.

Acopio legal y seguro de MCA

Si tenemos en cuenta la legalidad, en este año ya deberían haber desaparecido el 64% de los MCA (por llegar al final de su vida útil) y en 10 años el 85%. Sabemos que desgraciadamente no es así, y que en gran medida, la sustitución de estos elementos mientras estén en aparente buen estado y no haya rehabilitación depende de la voluntad de propietarios e instituciones.

Por eso es necesaria la labor de concienciación respecto a la necesidad de retirar los MCA de forma segura y legal independientemente de que estos estén en buen estado o no hayan llegado al final de su vida útil. Porque cada vez más estamos afectados por fenómenos climáticos les afectan directamente y que aumentan exponencialmente su peligrosidad.

Si como particular, representante de una comunidad, empresario o institución quieres saber más sobre el amianto, ponte en contacto con nosotros sin compromiso en info@arizonygracia.com