La pregunta no es extraña. Desgraciadamente, la respuesta es siempre la misma. Si el edificio en el que vives se construyó antes de 2002, lo más probable es que sí que haya algún elemento contaminado por amianto.
El amianto sigue siendo un gran desconocido, pero cada vez más personas son conscientes de las graves consecuencias que tiene para la salud exponerse a él. Es entonces cuando surge la pregunta; ¿en mi casa hay amianto?
La respuesta es invariable: seguramente lo hay.
Aunque siempre relacionemos la presencia de amianto con los tejados ondulados de fibrocemento conocidos como Uralita, está presente en muchos otros elementos de la construcción.
Esto es así debido a sus propiedades intrínsecas, ya que estamos hablando de un material con una gran resistencia al calor, ignífugo, maleable, resistente… Por eso ya en la época romana se utilizaban sus fibras para la fabricación de servilletas, manteles e incluso mortajas.
El amianto se ha utilizado en la fabricación de múltiples elementos industriales y no industriales durante siglos, y en España sobre todo durante el SXX. En la construcción española ha sido muy común el uso de elementos de fibrocemento, compuesto de cemento Portland y fibras de amianto. Con este material se fabricaron placas para tejados, pero también maceteros, bajantes, tuberías de agua, aislantes…
Y en otras aplicaciones, el amianto está presente en algunos suelos de linóleo antiguos, en moquetas, en compuestos de sofás, frenos de ascensores… por no hablar de su presencia en la industria en repuestos para automóviles, en piezas de aviones y trenes y más.
Aunque a principios del SXX ya empieza a detectarse la relación entre la exposición al amianto y ciertas enfermedades, deben pasar muchos años hasta que quede demostrada y empiece a prohibirse su uso. En España por ejemplo, desde antes de 1982 se inicia un proceso de regulación y prohibición paulatina del amianto, pero no es hasta junio de 2002 cuando se prohíbe la fabricación de productos con amianto blanco. Seis meses después entraba en vigor la prohibición de producir, comercializar e instalar amianto y productos que lo contengan.
Por eso, lo más probable es que si tu vivienda está construida antes de esta fecha tenga algún elemento contaminado por amianto. En aleros, en balcones, entre las paredes, en el parking… De hecho, se calcula que 40.000 kilómetros de tuberías de nuestra red de abastecimiento de agua, están fabricadas de fibrocemento.
¿Debes preocuparte? Debes estar alerta. No hay una exposición segura al amianto y está demostrado que produce graves enfermedades mortales como el mesotelioma, cuya latencia además es de varias décadas. Si el elemento está en buen estado y dentro de su vida útil no tiene que haber peligro. Pero si no está en buen estado, ha pasado su vida útil o se va a efectuar una rehabilitación debes eliminarlo de forma segura y legal.
Respecto a la vida útil, déjanos hacer un apunte. Si han pasado 30 años desde la fabricación o instalación, se ha acabado. Haz cálculos.